Como el agua o como el viento, el conocimiento necesita moverse para que lo sepamos vivo, y no se trata aquí del movimiento pendular de las fuentes, o del giro furioso sobre sí mismos de los tornados. Hablo de la claridad con que fluyen los ríos, o de la alegría de las ráfagas que se meten por la ventana de una casa y desordenan todo a su paso antes de salir, enriquecidas de olores y murmullos, por la ventana opuesta. El conocimiento tiene que moverse para crecer, para multiplicarse, para generar frescura y valor.
En este momento Bogotá tiene disponibles, a través de una alianza entre el distrito y el SENA e IDARTES, las becas enfocadas en los procesos de formación y profesionalización de artistas. Son la oportunidad para que quienes quieran aprender un hacer relacionado con las artes puedan hacerlo, y para que quienes ya tienen algún conocimiento lo pulan y cualifiquen. Son la oportunidad, en el fondo, de seguir creando desde los talentos de cada uno y cada una, aprovechando para multiplicarlos a través del aprendizaje, a través de esa conversación rica y diversa a la que todo proceso formativo aspira. Este año, además, habrá becas específicas para el sector del hip hop en Bogotá, y nos entusiasma saber que sumaremos al canto que desde hace tanto nos nombra.
No sobra nunca invitar a quienes puedan interesarse para que participen, para que consulten las bases de las convocatorias y se presenten. Nada se pierde y por el contrario la ganancia puede ser gigante. No sólo para las eventuales personas beneficiadas, sino para toda la ciudad, para cada bogotano y cada bogotana, porque apostarle a la formación de artistas, de creadores y creadoras, es confiar en que lo aprendido servirá de insumo que puede multiplicarse a través de la creación. Es confiar en que todo el conocimiento que surgirá en el proceso de aprendizaje encontrará caminos para traducirse en creaciones que conecten y enriquezcan a las comunidades. Es confiar en que los oficios creadores encuentran siempre la manera de expandir sus hallazgos para compartirlos.
Porque ese el sentido más bello de iniciativas como esta. No sólo darle a alguien elementos y herramientas para ir labrando su vida, sino otorgárselos con la certeza de que al hacerlo hará a la vez una labor común, una donde cada habitante de Bogotá pueda ver su vida transformada. Eso también es la creación, la certeza de que cuando crecemos, crecemos todos y todas.