Está abierta la convocatoria para jurados del Portafolio Distrital de Estímulos, una convocatoria que garantiza no sólo la transparencia, sino la calidad y la conexión de las propuestas que se presenten este año. Ser jurado es poner al servicio de la ciudad el conocimiento específico sobre una línea de creación, y la mirada atenta que sabrá discernir, entre las decenas o centenas de posibilidades, cuáles de los proyectos podrán beneficiar de mejor manera la vida cotidiana en Bogotá.
No se trata, por supuesto, de una labor fácil. Elegir, saber elegir, es una tarea compleja y demandante, recordemos al joven Paris, quien deslumbrado por las diosas se ve obligado a entregar la manzana de oro sólo a una de ellas, y que, entre la sabiduría, la prosperidad y la belleza optó por la última, decisión cuyas inesperadas consecuencias (para él, por lo menos) darían pie a una de las primeras grandes narraciones de la historia occidental. Ahora, a diferencia del mito, nuestros y nuestras jurados no recibirán, por su elección, el amor de Helena, ni beneficios personales de ningún tipo más allá del justo pago por sus servicios. Su recompensa es colectiva y, por eso mismo, mucho más valiosa.
Se trata de poder incidir, de manera directa, en el curso de la creación en Bogotá. De poder elegir entre múltiples visiones que proyectan sobre las localidades, sobre los barrios, sus apuestas, y darle a una entre tantas el empujón que permita su materialización. Se trata, insisto, de saber mirar con atención para discernir cuál entre tantas poder multiplicar su valor al hacerse realidad, cuál entre tantas será capaz de enriquecer la vida cotidiana de la ciudad, cuál entre tantas está lista para sumarse al inventario de la creación que los bogotanos y las bogotanas entretejemos a diario.
Lo difícil de la tarea está a la altura de su recompensa y su importancia. A quienes cumplen con los perfiles, a quienes se preguntan por cómo estamos creando el presente de Bogotá, les invito a presentarse. Y a quienes resulten elegidos y elegidas: que su mirada sepa detenerse con cuidado, y recuerde, en el proceso de juzgar los proyectos, ese verso de Yeats: “Por eso pisa suavemente, pues caminas sobre mis sueños”.