“Yo quiero llevarles felicidad. Mi hermanito estuvo en las drogas y yo sé lo que se siente. Hago música para que se salgan de esos vicios” sentencia Dayana de 9 años. Pareciera que de su boca saliera una frase cualquiera, pero lo que lleva consigo es la compasión por el otro y la consciencia del arte como herramienta restauradora.
Está próxima a subirse al escenario y pareciera ser ducha en el proceso. La ansiedad por enfrentarse a su público la motivan. Y es que han sido largos meses de ensayo con su grupo de compañeros, que al frente de flautas, tambores e instrumentos del pacífico envían sonidos de esperanza a sectores otrora deprimidos como el Bronx.
Los niños de la chirimía del barrio San José sonríen frente a los ex habitantes de calle que enternecidos aplauden y se transportan. Algunos se unen a la tonada, mueven los hombros, aplauden y se emocionan. La escena es contundente. Los latidos de los pequeños artistas inspiran a quienes antes veían en las drogas el único camino.
Al terminar el concierto los pequeños bajan festivos con la satisfacción del deber cumplido. Dayana también lo hace, no solo ejecutó su flauta para los asistentes, también para su hermano, símbolo del cambio y la transformación. El Bronx ya no está, en la Plaza España de Bogotá ahora se respira otro aire, uno donde se eliminan los miedos y se inyecta arte.
*Publicado en: http://www.clan.gov.co/novedades/huele-esperanza-en-el-bronx