
Una de las anécdotas más conocidas de Gloria Zea es que cuando fue nombrada directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá, en 1969, lo que recibió de Marta Traba, a quien remplazó en la dirección, fueron 80 cuadros que se encontraban arrumados en un sótano de la Universidad Nacional. Hoy, el Mambo es una institución que cuenta con una sede propia, un edificio de 5.000 metros cuadrados diseñado por Rogelio Salmona, y una colección de casi 4.000 obras, lo que lo ha convertido en uno de los museos de arte moderno más destacados de América Latina.
“Cuando yo llegué al museo, en el siglo XX, no existía en Colombia una entidad dedicada a recopilar, preservar y divulgar el arte moderno en el país”, recordaba Zea en un especial que grabó cuando dejó la dirección del Mambo en 2016. “Y a las mujeres no nos creían”, algo que no la desanimó.
Obstinada y polémica, Gloria Zea se convirtió en, para muchos, la gestora cultural más importante del país gracias, entre otras características, a su habilidad para superar las dificultades.
Hija del dirigente liberal Germán Zea Hernández (ministro, senador, alcalde de Bogotá y gobernador de Cundinamarca), nació en Medellín el 3 de diciembre de 1935. Tuvo que salir al exilio tras los sucesos del 9 de abril. Regresó al país y se graduó en Filosofía y Letras en la Universidad de los Andes, antes de convertirse en la primera esposa del pintor Fernando Botero, con quien tuvo tres hijos: Fernando, Juan Carlos y Lina Botero Zea.
Fue directora de Colcultura, cargo desde el cual lideró la edición de los mil títulos de la Biblioteca Básica Colombiana y el Manual de Historia de Colombia, impulsó la recuperación de edificios emblemáticos como el Teatro Colón, la Biblioteca Nacional, el Museo Colonial y el Museo Nacional; renovó la Orquesta Sinfónica Nacional, creó la Orquesta de Cámara, la Sinfónica de Antioquia y la del Valle; el Centro de Documentación Musical, el Ballet Nacional y la Ópera de Colombia y revivió los salones nacionales de artes plásticas,
Fue además presidenta de la Editorial Planeta, decana de la facultad de Bellas Artes de la Universidad de los Andes, productora cinematográfica, miembro activo del consejo internacional del MOMA y directora de las fundaciones Camarín del Carmen y Ópera de Colombia, con la cual logró, el año anterior, realizar el montaje de “El caballero de la rosa”, junto con la Orquesta Filarmónica de Bogotá y el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.
Este lunes, dejó de existir, víctima de una afección respiratoria, dejando un legado invaluable para el arte y la cultura de Bogotá y de Colombia. El sector cultural de la ciudad lamenta la desaparición de una de sus mayores impulsoras.