Por: Nicolás Montero Domínguez
Un grupo de mujeres, en Usme, se ponen de acuerdo para sacar adelante un proyecto agroturístico, mientras promueven una conversación para priorizar el verde en su territorio por encima de los proyectos urbanísticos. Una rapera escribe canciones sobre organización social y convoca a otras mujeres para sumarse al cambio de pensamiento que desde hace años viene atravesando la cultura y los comportamientos de la ciudadanía. Una joven descubre que a través de la danza consigue expresar lo que no alcanza a decir con palabras y con paciencia y trabajo prepara su primera obra, buscando, cuando esté lista, dónde presentarla. Colectivas, activistas, emprendedoras, creadoras, en Bogotá las mujeres construyen desde sus talentos y sus pasiones apuestas cuyo impacto repercute en toda la sociedad, transformando el presente para cosechar un futuro donde sean cada vez más las oportunidades de crear y de crecer, individualmente y en red.
Esas creaciones, esas creadoras, no se benefician en solitario de las consecuencias de su oficio artístico o su creación, pues todo proceso creador teje redes, establece vínculos, fortalece las construcciones comunes y termina por enriquecer la vida ciudadana en general, y por dignificar la experiencia vital de todas las personas que entran en contacto con él. Una creadora no es, exclusivamente, una creadora: es un núcleo, un nodo, un nudo donde confluyen y de donde parten oportunidades y belleza y asombro y riqueza hacia muchas otras personas. Con esos nudos, con esos vínculos, Bogotá entera crece y multiplica su bienestar.
Crear es una opción desde la cual todas y todos podemos responder a nuestra vocación y beneficiarnos mutuamente. Pero crear, por supuesto, necesita tiempo, voluntad, y libertad, y esas tres cosas necesitamos como sociedad garantizarlas con mayor ahínco para más del millón de mujeres que en Bogotá ocupan sus fuerzas en diferentes. Tenemos que ser capaces de garantizar una sociedad donde todas puedan pensarse desde la libertad y la autonomía, para que así cada vez más creadoras puedan conectarse con el tejido vital de creaciones que está en el corazón mismo de la ciudad.
El Día Internacional de los Derechos de las Mujeres nos convoca a esta conversación, hablando con, y sobre todo escuchando a las creadoras que en Bogotá han impulsado procesos en pro de la igualdad, la dignidad, la defensa de la vida, y la búsqueda de una sociedad en la que podamos seguir construyendo, todas y todos, espacios vitales de creación y encuentro, espacios que garanticen oportunidades para las mujeres, espacios que sirvan para que el mañana sea, más que nunca, una creación colectiva.
Que esa guía nunca se nos pierda, que las reflexiones de este día sea compañía cotidiana en el diario caminar.