Boletín Distrito Cultural No. 3
El espacio natural del grafiti es el espacio público y por ello es un acto político. La práctica del grafiti se asocia a las nuevas ciudadanías y los jóvenes bogotanos asumen esta práctica como su escenario político. Pero los jóvenes no están solos en este espacio y las acciones de “limpieza” de grafitis de las infraestructuras viales de la calle 26 la han convertido en una ágora de las tensiones entre muy diversos sectores, hasta el punto de llegar al ataque frontal contra murales conmemorativos que tomaron la estética del grafiti y que debe ser rechazado. Todo esto merece la mayor atención de las instituciones.