Foto: Cortesía
Hay creadores que no sólo entregan en su obra el contenido que ilumina, alegra y acompaña a quienes tienen el gozo de disfrutar de ella, sino que además se preocupan por abrir caminos, por cimentar escenarios para que otros y otras puedan seguir su senda, y dedicarse a la creación con beneficios y posibilidades que quizás en un comienzo no estaban tan claras, tan disponibles. Alí Humar fue uno de esos creadores, allanó el camino para que tras él, en la televisión, en el humor, en la dirección, pudieran llegar jóvenes talentos y continuar la tarea de expandir los límites de la creación.
Hábil conversador, gran contador de historias, escritor y coleccionista de anécdotas, actor, director, a la múltiple enumeración de sus talentos habría que sumar la de precursor en múltiples escenarios de la creación colombiana: en los programas humorísticos, en la pantalla del televisor, tras las cámaras o frente a las cámaras, emprendió siempre con talante alegre las primeras veces.
Extendemos a su familia y amigos cercanos nuestro abrazo, y la certeza de que todas sus enseñanzas estarán siempre en el corazón de Bogotá, para recordarnos cómo crear, cómo reír, cómo seguir acompañándonos desde la cercanía que permite el mirar la realidad con ojos capaces de encontrar la alegría en cada pequeño detalle.
